El fin de semana salió un especial de la revista Paula, dedicado a los hombres, que tenía varias notas y entrevistas entre graciosas e interesantes, que entre broma y en serio develaban a los hombres, bueno, al menos a los hombres entrevistados. Entre estos comentarios apareció uno que me pareció revelador, de Marco Antonio de la Parra y que resolvía la sigueinte pregunta:
POR QUÉ LOS HOMBRES SIEMPRE DEJAN LA TAPA DEL WATER ARRIBA?
Porque creemos que estamos solos en el mundo.
La masculinidad no se caracteriza por la sobrevinculación de la mujer. Nos desapegamos con enorme facilidad del resto. Creemos que las mujeres están en otra partey estamos más preocupados de la cacería que de la casa.
Estamos solos en casa o estamos en el baño de hombres.
La mujer, los niños, la parentela, son vínculos y nuestra función vincular es menor.
Hemos sido creados para la desconsideración, rasgo muy fundamental en un guerrero: saber desprenderse, saber olvidar a los muertos, saber moverse en la penumbra.
Si buscamos compañía es para que se haga cargo de la mantención del campo de descanso del guerrero.
Alguien que nos lave la ropa del partido de fútbol.
Por eso siempre parecemos estar pensando en otra cosa.
Es que estamos pensando en otra cosa.
La mujer, siempre vincular, emocional y afectiva lo toma por el lado personal.
Y llora y llora y llora.
Como en todas las peleas conyugales ambos, hombre y mujer quieren que el otro sea una madre que lo comprenda.
Pero a los hombres nos cuesta mucho ser madres de nuestras parejas.
Y lloran y nos acusan de egoistas y no entendemos nada.
Pedimos disculpas porque nunca hubo mala intención.
¿Cómo explicarle a ella que somos llaneros solitarios desde la cuna?.
¿Sabes?, tú no me importas tanto como el llamado de la selva.
Ella lo lee: tú no me quieres. Tú no me importas en el sentido del vínculo.
A ellas les importa todo el mundo.
Suena el celular de una mujer y pueden ser 20 personas, desde la nana hasta la sicopedagoga.
El celular del hombre suena menos. Negocios, fútbol, remotamente una amante.
Y en la casa de ella también le dejan la tapa arriba.
En un secreto rincón de la cabeza masculina nos preguntamos ¿para qué le ponen esas tapas tan raras al excusado?.
Cuando de orinar se trata, nos complica tanto que las mujeres tengan la vejiga más pequeña.
¿Cómo no te aguantas? ¿acaso eres una mujer? ¿no puedes ser más hombre para tus cosas?.
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