Un beso

Un beso, yo no sé qué te diera por un beso!!!!.

Rubén Darío, todo un romántico, ponía el beso por sobre muchos placeres, la sonrisa del ser amado, una mirada, todo era sobrepasado por un beso... y como no va a ser así, si un beso es un acto tan íntimo, tan intenso, tan personal.

Con el tiempo se van disolviendo los recuerdos de quien, en algún momento, no nos podíamos sacar de la cabeza. Ya no nos acordamos de sus ojos, ni de su pelo, ni de sus ingeniosas historias, ni del nombre de su mamá (seguro que eso es lo primero que se olvida), ni del tapiz de su auto, ni de la talla de sus calzoncillos....pero los besos, esos no se olvidan, la emoción que se siente mientras su boca se acercaba, el temblor, los escalofríos, la falta de aire. Esa sensación de que el alma se recoge, que algo va a suceder antes que su boca pueda tocar la mía, que la ansiedad nos va a matar antes que todo ocurra.... Y al fin, sus labios, suaves, ásperos, delgados, gruesos, su lengua invasiva o tímida, su sabor, su olor. Los topes, los lados, las narices, los ritmos, suaves, lentos, fuerte, profundo, más ligero. Respirar y perder el aliento, una y otra vez. Enamorarse y recuperar la fe en el amor, todo eso, en un beso.