jueves, mayo 10, 2007

Empezando a ver!!!!

grafiti sacado desde www.dvm.cl


Esto de dejar de estar piti y empezar, después de tantos años, a ver el mundo por mí misma, sin mi super antifaz, me resulta algo raro. Después de todo, usar lentes es algo que te identifica como persona, es algo que te describe y que te califica.

Es cierto, cuando era niña y alguien me buscaba, decía, ¿has visto a la niña de lentes?, luego, en la Universidad, siempre me preguntaron cosas rebuscadas, que no le habían preguntado a nadie antes. Yo creo que es porque usaba lentes y, entonces los profesores asumían que yo era muy inteligente....prejuicios!

Y luego, ser piticiega, es algo que me hacía empatizar con el amor y con la justicia, que son dos importantes cosas que, al igual que yo, son ciegas.

Por último, esto de usar lentes, no es menos importante. Después de todo es un antifaz, es la máscara que ha impedido que el resto pueda verme, que puedan decifrar mi personalidad secreta. Es algo que me ha identificado con tantos superhéroes y que ahora se cae y me deja expuesta ante la humanidad, que no sé como va a enfrentar esta nueva realidad, de verme cara a cara y saber que ya no soy como la justicia ni como el amor y que tendrá que redefinirme con una característica nueva, que ya no sea la "chica de lentes" y que espero que esta nueva caracterización no rescate ningún defecto, de esos que saldrán a la luz publica con esta revelación de mí.

2 comentarios:

Leo dijo...

Si, las mujeres con lentes se me figuran inteligentes, pero tanta modelo con lentes me hacen volver a la realidad. Ve tranquila y segura por el mundo, reinventate, por último siempre podrás usar marcos sin cristales o usar antifaces en fiestas de disfraces.

Jeje asi que viste la luz?

PAZ dijo...

Creo que todos utilizamos algún tipo de antifaz, sólo cambia la forma.
Considero que es súper valiente dejarlo ir, además de expresarlo así y por esta vía.
Eso enaltece y te convierte en una mujer más digna de lo que ya eres. Una mujer transparente, y no por eso con menos complicidades propias.
Mucho éxito con la nueva máscara, la cara real con la que Dios nos envió, pero no por eso una esencia diferente y defectos nuevos.