Esto del facebook es un distractor del blog, porque quita tiempo y en realidad todo el mundo se entera en lo que una está sin necesidad de hacer declaraciones. Es más inmediato y efectivo, aunque se pierde la magia de la escritura, de los comentarios extensos, de no saber quien puede ir pasando por aquí y se entera de algo que escribí.
Ahora que he estado algo más ociosa, por culpa de un abseso que me arrastró al pabellón y de ahí a un extenso reposo en el clínica y luego en mi casita, he podido recuperar las ganas de escribir, de contar, de leer, incluso. Espero que me dure el impulso.
Este ocio forzado me ha obligado a poner el pie en el freno y a tomarme con calma algunos temas que andan pasando como en quinta por mi vida. Entre otras cosas está mi hijo, que siempre es una precocupación, pero que de pronto me parece requiere un poco más de control. Al fin y al cabo es un adolescente, con ganas de ser adulto pero con un abismo de alternativas que lo tientan y lo instan a saltar, a volar, a dejarse llevar. Necesita aún que le diga donde están los límites, donde están los lugares de donde puede afirmarse. Por sobre todo, necesita saber cómo volver a casa, cómo rearmarse y reexistir después de haber vivido todo lo que el abismo le ofrezca. Dá pánico, pero es así. No hay mucho más que hacer y por otro lado ese poco que queda es bien difícil.
De repente uno piensa que el cuerpo nos juega una mala pasada, cuando en realidad es todo lo contrario, nos dá un respiro, Nos dá tiempo para detenernos y pensar y recalibrar. Eso es un privilegio que se debe valorar y aprovechar adecuadamente. En eso estoy, manteniendo el flujo de mi pega, mis vínculos, mis temas diarios, pero abriendo espacios para aquello que requiere más dedicación, más reflexión, más elaboración y que últimamente no ha pasado de ser un titular. Mi vida reqiere un poco más de enjundia, de médula y debe ser trabajada y cocinada a fuego lento, bajo la amorosa y vigilante mirada de esta cocinera.
Ufff, parece que hoy ando llena de metáforas y bueno....debe ser el ocio.
2 comentarios:
Los limites se colocan en forma sutil en el seteo del inconsciente desde que uno es espermio. Mi hijo tiene 8 añitos y se refuerza esa area en el unico lugar comprobado historica y cientificamente adecuado para esa accion,..... en el comedor,.... durante al almuerzo, pero en fin, dicen que nunca es tarde.
Andaba en busca del libro de cocina del anarquista cuando accidentalmente me cai de hocico en este blog...muy bueno, te felicito. Me alegro que estes dando rienda suelta a esa vocacion que tenias de niña-lola.
No queda más que decir, surge, libera tus fantasmas, fumate un porro y comunicate con tu hijo, el es lo más importante. Y tu no sabes cocinar.
Saludos
Pablo Arancibia
Pd. Mi hijo se llama Salvador.
Clausa,
Sobre un hijo adolescente no tengo mucho que decir, sólo mis recuerdos de adolescente alocada... ya que mi hijita recién tiene 3 años y medio y estoy en la etapa de los pequeños accidentes domésticos.
Quizás la mayor conquista sea que te abra su corazón para contarte lo que descubre, lo que quiere, lo que lo mueve. en síntesis comunicación de todo tipo.
La vuelta a casa es fundamental, es el refugio de los guerreros. Mi madre me hacía servir el desayuno cuando llegaba en la mañana de un carrete, lo que incluía poner la tetera, la mesa e ir a comprar pan. En este rato me interrogaba sobre lo que había hecho en la noche...sic...
Y para finalizar tratar de darle tips para evitar situaciones de riesgo mayor, aunque para los adolescentes el mayor guardian es su propia intuición e instinto.
Saludos y gracias por el mensaje en mi blog hace unos meses.
Publicar un comentario